Este sábado 21 de septiembre se realizó la 8va Feria Provincial de Semillas Nativas y Criollas en la Casona del Casco Santa Rosa, en el Parque Pereyra Iraola en La Plata, Buenos Aires.
Como cada año la feria es una gran ventana a la potencia de la agricultura familiar campesina e indígena en la reproducción de los ciclos de conservación y multiplicación de variedades que son la condición de posibilidad para la soberanía alimentaria de nuestros pueblos. Y al mismo tiempo una oportunidad para actualizar reflexiones y debates en torno a las disputas sobre la disponibilidad y control de este verdadero patrimonio colectivo, construido por generaciones alrededor del alimento, asediado por intentos de acaparamiento que tienen historia, pero que encuentran en este tiempo un renovado impulso.
En cada puesto de la feria, una familia, una organización, un colectivo o una productora disponen sus variedades rotuladas de formas tan diversas como las propias semillas; y en cada intercambio en puñaditos y sobrecitos se habilita otro de los saberes que acompañan a cada semilla: qué suelo “le gusta”, si se riega mucho o poco, mucho sol?, junto a qué otras plantas “dá mejor”, cómo cosechar las semillas y cómo guardarlas. También venta de producciones campesinas, plantas nativas, y experiencias de rescate y multiplicación. Muestra de maquinarias y herramientas, y gazebos de organismos públicos.
La Feria estuvo organizada por el equipo del Ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia, participando además de las distintas mesas y talleres, y con presencia del Ministro Javier Rodríguez.
Para quienes nunca han participado de alguna de estas ferias, compartimos un breve registro fotográfico que no alcanza a reflejar la vitalidad de un movimiento amplio, diverso, profundamente arraigado en el territorio provincial, defensor de las culturas agrícolas que alimentaron nuestros pueblos desde tiempos inmemoriales; que es guardián de esos miles de alimentos que nos trajeron hasta acá, y también de claves fundamentales para afrontar los profundos desafíos que tiene nuestra especie sobre el planeta.
En cada mano que comparte, en cada mano que recibe; en cada gesto y ademán acompañando explicaciones de lo más diversas, se siembra la esperanza de un tiempo con más justicia para todos y todas.