En Las Armas, Maipú, a 300 km de la Ciudad de Buenos Aires, se desarrolla desde hace 8 años la construcción de la Colonia Ferrari, una experiencia de vuelta al campo protagonizada por familias de las periferias urbanas e impulsada por el Frente Agrario Evita y otras organizaciones. Desde sus orígenes se planteó el desafío del arraigo rural y la generación de trabajo a partir de la producción agroecológica de alimentos con perspectiva de Soberanía Alimentaria.
El predio de la colonia era un viejo instituto de menores, construido por la Fundación Eva Perón en los 50´s, con una infraestructura con pabellones pensada para esos fines que tuvo que ser reacondicionada por los años de abandono. La misma se encuentra en un campo de 2.900 hectáreas (que supieron ser 5.000…), donde la Colonia Ferrari ocupó inicialmente las 20 hectáreas del casco, mientras el resto estaba a cargo del INTA. El impulso hacia la producción láctea implicó agrandar un rodeo inicial, y a partir de ello empezaron a utilizar otras 300 hectáreas.
Hoy en día, las familias formaron la Cooperativa Colonia Ferrari de producción agroecológica; con un rodeo de 45 animales el tambo de la cooperativa produce masa para muzzarella y envasa leche fresca bajo la marca propia “Matria, leche agroecológica”. En estos 8 años los compañeros y compañeras de la cooperativa pasaron de vivir en las periferias urbanas a recuperar un predio abandonado que hoy luce espléndido; de una producción inicial de verduras, huevos y carne de aves, a un planteo de producción láctea agroecológica que fue de chico a grande: de ordeñar a mano unas pocas vacas, a tener un pequeño tambo mecanizado para 2 vacas a la vez, y a un rodeo mayor, mejor capacidad de ordeñe y la inauguración de una usina láctea para su procesamiento, garantizando el abastecimiento local.
Las familias que integran la Colonia recuerdan lo difícil que fue para ellas transitar los años de gestión macrista en la nación y la provincia, con aprietes de la policía y el constante boicot de sus actividades. Con la asunción del nuevo gobierno y la reconstrucción de la SAFCI fue posible reeditar allí un círculo virtuoso entre la experiencia concreta de la organización y el necesario apoyo estatal. Así llegó la planta de ósmosis invertida para abastecer de agua potable no sólo a la colonia, sino a las familias que siguen viviendo en el campo de forma dispersa (puesteros, etc); proyectos de maquinaria e infraestructura productiva que hicieron posible transformar el famoso “pesebre” en un pequeño tambo mecanizado, y de ahí al impulso de la usina láctea que se inaugura; de vivienda, desde compartir inicialmente los pabellones en mejor estado a planificar pequeñas parcelas con servicios básicos para cada familia; la articulación de los Potenciar Trabajo, tan denostados por la propaganda de la derecha mediática, con tareas importantes para la Colonia, y la perspectiva de que el crecimiento del proyecto los transforme en puestos de trabajo de calidad en la producción de alimentos; la adecuación del Plan Fines para garantizar la conclusión de estudios para las familias, y con ello una de las patas fundamentales para cualquier planteo serio de arraigo rural o vuelta al campo.
Son muchos los puntos donde los propios integrantes de la Colonia Ferrari señalan déficits y cuestiones pendientes, sobre todo en el marco de un proyecto nacional donde las organizaciones populares son continuamente mencionadas, pero frente a cuyas necesidades las políticas públicas concretas siguen corriendo de atrás. No obstante la construcción de las familias de la Colonia Ferrari es una de de esas experiencias entre muchas otras, donde se demuestra la potencia de las organizaciones populares para hacerle frente a los enormes desafíos de nuestro tiempo y que es posible salir de la crisis virtuosamente.
Maipú, Buenos Aires
1 comentario
Muy bueno esto que hacen y me gustaría vivir esta experiencia de vida.